En Salvador Mazza (en el departamento San Martín), Santa Victoria Este (en Rivadavia), Los Toldos y Mecoyita (en el departamento Santa Victoria), y Aguas Blancas (Orán), las necesidades hacen los pasos históricos e inevitables.
Balsas hechas con gomones. El montículo de mercadería cargado al hombro. Cruces por zonas secas o entre ríos. Con vehículos a un lado y otro de la frontera. Las imágenes de la frontera en la pandemia no son muy diferentes a las ya conocidas por quienes alguna vez las recorrieron.
Parece inevitable el uso de los pasos ilegales en la frontera entre Bolivia y Argentina en Salta. La necesidad de aprovisionarse de los habitantes de uno y otro lado, la posibilidad de algunos comerciantes de satisfacer esa demanda, y la miseria de otros que buscan sobrevivir la cuarentena, generan un circuito casi imposible de interrumpir. La falta de acceso a la salud, poco preparada en ambos lados de la frontera, parece transformarse en la base discursiva de ciudadanos y funcionarios que apunta al «salvarse solos».
Vía Página 12