La situación va contrarreloj debido a que el FMI reclama aumentos de 60%, para las tarifas, en tanto que en el Gobierno buscan un alza menor atada a los salarios y con segmentación, pero superior al 20%; pese a la tensión, hay confianza en cerrar durante el fin de semana el acuerdo.
El aumento que deberían tener este año las tarifas de energía –y, por ende, la viabilidad del corazón de un potencial acuerdo, la reducción del déficit fiscal primario y de la emisión monetaria– entorpece el cierre de la renegociación de la deuda entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, fuentes oficiales, confían en sellarlo durante este fin de semana.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, mantuvo ayer conversaciones con Julie Kozack, subdirectora en el Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo en torno al pedido que está realizando el organismo multilateral de incremento de luz y gas para este año. En el FMI pretenden que el alza sea de 60%, un número que vaya por encima de la inflación prevista para este año y que permita además a la administración de Alberto Fernández reducir o, por lo menos, sostener la enorme factura de subsidios con relación al producto bruto interno (PBI) que paga el Estado.
Guzmán afirma que ese aumento es inviable y buscan convencer al staff técnico del FMI de “un aumento racional” que contenga -como ya se anunció- una segmentación. En ese sentido, el ministro avanza con la idea de sumar una suba en las tarifas por encima de lo que estableció La Cámpora y el cristinismo para este año, del 20%. Para el ministro, el alza debe ser un porcentaje del incremento salarial previsto. Este año, el Gobierno busca establecer una paritaria en torno al 40% con la intención de anclar las expectativas inflacionarias en un 40%/42%.
Por su parte de el Fondo Monetario exigen que en el acuerdo figure un porcentaje determinado de aumento de tarifas de los servicios públicos que haga menos críticas y más previsibles las revisiones trimestrales que deberá hacer el organismo multilateral con cada desembolso previsto para pagar la deuda.