El gigante ruso Gazprom informó que reducirá las entregas diarias de gas por el gasoducto Nord Stream a 33 millones de m3 a partir del miércoles por la necesidad de mantenimiento de una turbina. Comienza la racionalización en el continente.
«La capacidad productiva de la estación de compresión de Portovaya pasará a 33 millones de m3 el 27 de julio a las 07H00» (04H00 GMT), indicó Gazprom en Telegram, lo que supone alrededor del 20% de la capacidad del gasoducto, frente al 40% actual. El precio del gas europeo subía 10% tras el anuncio.
El nuevo golpe al suministro se produce en un momento de alta tensión en el que Rusia y Occidente intercambian golpes económicos en respuesta a las acciones de Moscú en Ucrania. La Unión Europea ha acusado a Rusia de recurrir al chantaje energético, mientras que el Kremlin afirma que la interrupción del gas se debe a problemas de mantenimiento y al efecto de las sanciones occidentales.
Gazprom dijo que la producción a partir del miércoles se reduciría a 33 millones de metros cúbicos al día, justo la mitad del suministro actual, ya reducido. Los políticos europeos han advertido en repetidas ocasiones que Rusia podría cortar los flujos de gas este invierno, una medida que empujaría a Alemania a la recesión y provocaría un aumento de los precios para los consumidores que ya están lidiando con los precios más altos de los alimentos y la energía.
El presidente Vladimir Putin advirtió este mes a Occidente que la continuación de las sanciones podría provocar un aumento catastrófico de los precios de la energía para los consumidores de todo el mundo.
Rusia es el segundo exportador mundial de petróleo, después de Arabia Saudí, y el mayor exportador mundial de gas natural. Europa importa de Rusia alrededor del 40% de su gas y el 30% de su petróleo.
Gazprom reanudó el suministro a través de Nord Stream 1 la semana pasada tras la pausa de mantenimiento de 10 días, pero sólo al 40% de la capacidad del gasoducto. Rusia dijo que se vio obligada a reducir el volumen de gas a ese nivel en junio porque las sanciones occidentales estaban retrasando el regreso de la turbina desde Canadá.
Los políticos europeos han cuestionado esa explicación, y Alemania ha dicho que la turbina en cuestión no debía utilizarse hasta septiembre.