Una nueva interna en el gobierno paraliza el país

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La tensión política en el Frente de Todos complica los cambios que quiere hacer Alberto Fernández en el Gabinete. El presidente terminará de definir y anunciará mañana los reemplazos en los ministerios de Mujeres, Diversidad y Género, Desarrollo Social y Trabajo. La coalición oficialista empieza a padecer una nueva crisis interna, en tanto el país se paraliza y el plan de Sergio Massa corre el peligro de ser archivado.

Alberto Fernández terminará de definir tres modificaciones en el Gabinete y anunciará los reemplazos en los ministerios de Mujeres, Diversidad y Género; Desarrollo Social y Trabajo. Ya dejaron sus lugares Elizabeth Gómez Alcorta, Juan Zabaleta y Claudio Moroni, respectivamente.

En contacto con su círculo chico de confianza, el Presidente estuvo durante todo el domingo analizando los cambios y el perfil político que le dará al Gabinete en el último trimestre del año, para intentar refrescar la estructura un gobierno nacional golpeado después de tantas crisis internas que derivaron en salidas de ministros.

Fernández definirá los cambios sin acordarlos con Cristina Kirchner. Una vez más la relación entre ambos, está dañada. No se hablan, no negocian, no tienen intermediarios que puedan acercar posiciones. Entonces, la puja de poder queda manifiesta en los cargos que se discuten, en el perfil de los nombres propios que pueden llegar al Gabinete y en las proyecciones electorales que preocupan a todo el peronismo.

Victoria Tolosa Paz aparece como la principal candidata para desembarcar en el ministerio de Desarrollo Social. Si se concreta, la titularidad de la cartera seguiría una línea política desde el inicio de la gestión. Primero fue María Eugenia Bielsa y después Juan Zabaleta. Los dos dirigentes cercanos al Presidente. Lo mismo sucedería si la decisión final es designar a la actual diputada nacional.

La legisladora bonaerense tiene el aval de los movimientos sociales cercanos a la Casa Rosada, pero no el de La Cámpora y el kirchnerismo más duro. En las filas oficialistas hay quienes creen que su designación sería un gesto desafiante para con Cristina Kirchner. Por eso el perfil que le termine de dar Fernández al Gabinete será clave para la convivencia interna de las semanas próximas.

Para ese lugar también aparecen en el bolillero el intendente de Escobar en uso de licencia, Ariel Sujarchuk, dirigente cercano al kirchnerismo y a Sergio Massa, y el secretario para la Equidad Social del Ministerio de Desarrollo Social, Gabriel Yedlin, de vínculo fluido con el Jefe de Gabinete, Juan Manzur. Ambos, tucumanos.

El ministerio que deja Zabaleta tiene una alta conflictividad social. El Polo Obrero y las agrupaciones de izquierda hace tiempo que piden más planes sociales, solicitud que “Juanchi” nunca les concedió. En consecuencia, multiplicaron las protestas y los cortes de calles en el centro porteño.

Además, el ministerio fue apuntado por Cristina Kirchner en plena interna política. La Vicepresidenta cuestionó la administración y gestión de los planes, que están en manos del Secretario de Economía Social de la cartera que conducía Zabaleta, Emilio Pérsico, líder del Movimiento Evita, única base de poder político que tiene Alberto Fernández.

En último trimestre del año, con una inflación que alcanzó en términos interanuales el 78,5%, la presión de las organizaciones sociales que no están alineadas al Gobierno empezará a crecer. Incluso, los sectores que forman parte del esquema oficialista, como Patria Grande, que lidera Juan Grabois, reclaman medidas, sobre todo al ministerio de Economía, para paliar la crisis en los sectores más pobres.

Zabaleta se fue del ministerio con la misión de defender Hurlingham, hoy gobernado por Damián Gabriel Selci, de La Cámpora, y cansado de haber intentado, sin éxito, construir una estructura política liderada por el Presidente para equilibrar el poder interno del kirchnerismo. El fracaso se debió a la falta de voluntad y decisión de Fernández, y agotó a sus ministros más cercanos.

En el ministerio de Trabajo el nombre con más peso que aparece como posibilidad es el de Carlos Tomada, uno de los ministros que permaneció en su cargo durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Kirchner junto a Julio De Vido. Cercano a la Vicepresidenta y con credenciales en el kirchnerismo histórico, aparece como una opción difícil de atacar para el ala ultra K.

Pero la traba aparece en las filas sindicales. La CGT no está del todo de acuerdo con su arribo y demoran la definición por parte del Presidente. Los pesos pesados de la central obrera acercan otros nombres para presionar a Fernández y jugar sus fichas antes de la decisión final.

Otras opciones son Domingo Peppo, actual embajador en Paraguay y ex mandatario de Chaco, con buena sintonía con los gobernadores de PJ, y Marcelo Bellotti, secretario de Trabajo, que generaría una continuidad en la cartera donde flotan los conflictos salariales de las negociaciones paritarias.

El nuevo titular de Trabajo pisará un terreno minado donde la CGT expone sus conflictos internos. Desde el inicio de la gestión los “gordos” y los “independientes” bancaron a Moroni en el cargo y destacaron su rol en las negociaciones con el sector empresario. En cambio, el ala K, donde sobresalen Pablo Moyano (Camioneros) y Sergio Palazzo (La Bancaria), nunca estuvo conforme con el desempeño del ahora ex ministro.

La semana pasada el líder del sindicato de Camioneros pidió un aumento salarial del 134% y rompió todos los techos paritarios que existían. Ese pedido fue, al mismo tiempo, una forma de remarcar el grave problema inflacionario que no puede controlar el Gobierno. Moyano representa el ala más dura de la central obrera, que está fracturada en los hechos, pero no en las fotos.

En el ministerio de Mujeres, Género y Diversidad los nombres que aparecen como posibles son los de la Portavoz, Gabriela Cerruti, la ex senadora de Mendoza, Marita Perceval, y la vicegobernadora de La Rioja, Florencia López.

La jugada más arriesgada sería mover de su cargo a Cerruti, ya que lo obligaría a generar un cambio en la comunicación oficial del Gobierno y decidir si sigue existiendo el rol que hoy ocupa la ex diputada o, en caso contrario, que nombre propio podría hacerse cargo de esa responsabilidad. Hasta anoche la ex legisladora mendocina aparecía como la opción de más consenso.

La salida de Gómez Alcorta desnudó un nuevo conflicto interno en el Frente de Todos. La ex ministra se fue del Gobierno cuestionando el desalojo a los grupos mapuches que tomaron casas en Villa Mascardi, Bariloche. Denunció violaciones de derechos humanos hacia las siete mujeres de la comunidad del Lof Lafken Winkul Mapu, que fueron detenidas durante el desalojo de los predios ocupados.

El operativo fue llevado a cabo por un comando integrado por las cuatro fuerzas de seguridad federales y monitoreado por el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández. Las críticas fueron contra su decisión. Y no fueron las únicas. La Cámpora emitió un comunicado de repudio al desalojo y aseguró que “el accionar de las fuerzas va en contra de las normas y tratados internacionales de derechos humanos”.

Alberto Fernández mantuvo el apoyo a su ministro, quien desde hace tiempo es resistido en la agrupación que conduce Máximo Kirchner. Aníbal Fernández fue uno de los pocos funcionarios que cuestionó al hijo de la Vicepresidenta cuando la embestida hacia el Presidente, como parte de la crisis interna, se volvió un ejercicio semanal que solo lograba desgastar al Gobierno.

El de Seguridad no es el único ministro apuntado por el camporismo. El ala K empezó a enviarle mensajes claros a Sergio Massa sobre su accionar al frente del ministerio de Economía. El día que se conoció la cifra de pobreza en Argentina, Cristina Kirchner escribió un tuit en el que le pidió al ministro mayor intervención en el sector alimentario.