El Seleccionado Argentino de fútbol bailó a Curazao y Messi alcanzó los 102 goles en la Selección

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En Santiago del Estero se cerró la celebración por el título en Qatar 2022 con una goleada por 7-0 contra el débil combinado que compite en Concacaf.

En otra jornada histórica del capitán Lionel Messi, la Selección Argentina vapuleó 7-0 a Curazao con un hat-trick de la Pulga, que superó el centenar de goles con la camiseta albiceleste e hizo delirar a los más de 42.000 personas que colmaron el estadio Madre de Ciudades, para cerrar los festejos de la conquista de Qatar 2022.

El directivo de la AFA que cerró al Panamá alternativo y a Curazao como rivales de Argentina en la fiesta de los campeones debería recibir el premio al mejor trabajador del mes, como mínimo. Entendió todo ese personaje que puso sobre la mesa a las selecciones de Centroamérica y también la medalla se la puede colgar Chiqui Tapia, que aceptó y organizó los juegos.

Todos se merecían un reconocimiento como los que se llevaron a cabo esta semana: Lionel Messi, el resto de los jugadores, los entrenadores, los dirigentes, los trabajadores de la AFA y el público que hizo y hace más grande aún la gesta de Qatar. Pero como todo concluye, el momento de la fiesta parecen haber terminado anoche, con esa goleada espectacular y risueña contra los curazoleños.

Es complejo hacer un análisis serio de lo que pasó en el estadio Madre de Ciudades. Se enfrentaron el campeón del mundo, el seleccionado que desde abril aparecerá en el número 1 del ranking de la FIFA, contra un país que es una isla de alrededor de 160.000 habitantes, los mismos que tiene Tandil. Sí, fue como si Argentina hubiese chocado con el combinado tandilense. Se acepta y se celebrar que estos rivales hayan sido elegidos para las fiestas. Pero no deberían repetirse de acá en más porque sería nivelar para abajo, estancarse.

Curazao, como se ha contado estos días, pertenece a Países Bajos. Y el equipo evidenció un sello holandés: se plantó con un 4-2-2, con las líneas bien cortas y con la premisa de salir jugando en cada una de las acciones. Sucede que no tiene jerarquía, por eso los argentinos los pasaron por arriba casi sin proponérselo, solo por una cuestión de decantación, de ir, de buscar.

Ya a los 2 minutos de iniciado se reflejó lo que sería el duelo: Mac Allister recuperó alto y muy fácil una pelota y Lautaro Martínez erró un gol imposible tras asistencia de Messi. Está errado el Toro con el arco en la Selección, pero ya vendrán tiempos mejores. Lo que más sabe hacer el bahiense es goles, así que paciencia.

Los curazoleñoss dejaron espacios en todas las línea, más allá de que fueron un equipo corto. La inocencia fue la norma. La apuesta pasaba por acertar cuándo marcaría Messi su gol 100. Probó en dos y en la tercera no falló: recibió de Lo Celso luego de una recuperación de Pezzella y definió cruzado de derecha.

Después, el vendaval de goles. Nicolás González le ganó en el salto dentro del área chica al arquero Eloy Room (sí, eso que no pasa ni siquiera en el campito) y puso de cabeza el 2-0. Messi festejó su segundo personal en una jugada que los defensores de Curazao solo miraron, un rato más tarde Enzo Fernández la clavó al lado del palo para el 4-0. La jugada más risueña o absurda ocurrió a los 37 minutos, en el tercero de Messi. El rosarino hizo un par de cabezas con Lo Celso en la mitad de la cancha luego de un córner del visitante y salió corriendo creyendo que Gio le podría poner la pelota a la espalda del inocente Roshon van Eijma; la definición de la Pulga fue ajustada.

Un párrafo especial merece Lo Celso por el partidazo que jugó. Tal vez esa sea la mejor noticia de la goleada para Scaloni. Gio se movió en el lugar de De Paul y se encontró mucho y bien con Fernández y Mac Allister. De su notable sociedad con Messi ya se habló demasiado y anoche se volvió a evidenciar.

La segunda parte estuvo de más. Algunas perlitas: el complemento arrancó cuando la T y M todavía estaban cantando, Scaloni no se movió de su asiento, Messi le convidó con un penal a Di María para que metiera el suyo y Franco Armani reemplazó al Dibu para la ovación.

Y para que la fiesta sea perfecta, Montiel, el del penal decisivo contra Francia, anotó el 7-0 tras pase de Dybala. Y todos contentos.