Las grandes empresas entregan lo justo y necesario y canalizan aumentos en comercios barriales. La venta de insumos a pymes, paralizada.
Las entregas de mercaderías acotada al mínimo en distintos sectores de consumo masivo, aumentos por fuera de la pauta oficial en almacenes y autoservicios, falta de presupuestos y entrega de insumos con precio «a fijar» después del 23 de octubre conforman el caldo en el que se mueve la economía del día a día en la previa electoral y, sobre todo, ante la incertidumbre del día después.
Los supermercados relatan que el panorama sigue siendo similar al que contó El Cronista hace dos semanas: no hay faltantes de productos, aunque los stocks están en niveles mínimos, pero tampoco hay variedad. Las grandes empresas canalizan el surtido a la red de distribuidores que abastecen a los comercios de cercanía a precio libre.
«No hay ninguna señal que permita pensar en un desabastecimiento, más allá de las tensiones que pueda haber en la entrega, motivadas por el incremento de demanda que hubo», dijo el director ejecutivo de la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), Juan Vasco Martínez.
Los supermercados avisan a la Secretaría de Comercio de Matías Tombolini la llegada de cada lista de precios por fuera de los parámetros acordados. Comercio les pidió «aguantar» hasta el día después de las elecciones. El «aguante» es con menos producto y con los incrementos acordados, pero sin faltantes.
En los barrios
En los almacenes y autoservicios, la realidad es distinta. Fernando Savore, titular de la Federación de Almaceneros bonaerense, explica que «la mercadería sigue subiendo y ya no hablamos de aumentos del 5 o 6%, sino del 10 al 15%, con el agravante de que falta. Los fideos de primera marca desaparecieron del mercado, no hay arroz; hay muy pocas galletitas».
Las grandes empresas de consumo masivo -algunas no firmaron el acuerdo de precios, pero sostienen que lo respetan- repiten que entregan lo comprometido a los supermercados y que, en ese canal, se respeta la pauta del 5% mensual, con aumentos a mitad de mes. «Lo justo y necesario», dijeron en una gran firma. En general, fabricantes y supermercados coinciden en que no falta abastecimiento.
En los comercios barriales pasa otra cosa. En algunos casos, las grandes empresas tienen redes de distribución propia. Ocurre con Coca-Cola y Quilmes, por ejemplo. Esas compañías niegan aplicar aumentos desmedidos, pero no especifican qué precios les están bajando a los negocios de proximidad.
Las góndolas muestran poco surtido y, en los almacenes, remarcaciones por encima de la pauta acordada.
Otras grandes tercerizan la distribución, y ahí ocurre de todo. Las empresas buscan pasar a precio el aumento de los insumos, que va muy por encima de la pauta de 5% mensual acordada para supermercados y que, en algunos casos, empieza a reaccionar al dólar blue. A eso se suma el propio juego del distribuidor, que puede querer cubrirse ante la incertidumbre con más precio o menos stock.
El resultado es disímil. La inflación de alimentos de septiembre, del 14,3% da la pauta de la evolución de los precios. Más allá del peso de la carne y la estacionalidad de las frutas y verduras, aceites, azúcar, panificados y lácteos suben a un ritmo de entre 8,8% y 16%.
Sin precio, sin insumo
Lo que ocurre con los alimentos y los productos de primera necesidad se replica en otros sectores del consumo. El abastecimiento de electrónica y electrodomésticos también está dosificado al máximo, aun con precios acordados con el Gobierno. Una gran empresa del rubro ya avisó que suspendía ventas por tiempo indefinido.
En las pymes, el abastecimiento de insumos cruje. Aquellos que tienen precios dolarizados están en stand by, en parte por la incertidumbre electoral y cambiaria y, también, por las dificultades para importar. Pero eso se replica a otros rubros. Una pyme del Conurbano que debió reponer ropa de trabajo para su personal se encontró con un proveedor que le ofreció entregar la mercadería, pero con precio a fijar.
Las pymes no reciben insumos o compran con precio «a fijar» después de las elecciones.
La incógnita sobre el día después de las elecciones envuelve a la mayoría de las empresas. Según uno de los economistas más escuchados en la city, en su doble rol de ministro de Economía y candidato a presidente, Sergio Massa podría salir fortalecido para negociar una prolongación de este esquema de contención si obtiene un resultado que lo mantenga competitivo. Pero un triunfo rotundo del libertario Javier Milei, sea en primera vuelta o casi, podría condicionar la transición y desatar una crisis aún más profunda.