La actividad económica está paralizada completamente

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Las empresas y los inversores, paralizados a la espera de lo que pueda ocurrir “el día después”. La actividad comercial está frenada, porque la decisión es cuidar el stock de mercadería propio hasta que pasen las elecciones. Ya queda demasiado poco tiempo como para dar pasos en falso, en medio de un contexto cargado de incertidumbre y con pocas respuestas certeras.

La principal duda que hoy quita el sueño a los empresarios y a los inversores por igual es si habrá o no ballotage. Una segunda vuelta obligaría al Gobierno a mantener un mes más una situación ya muy crítica. Y si Sergio Massa es uno de los que llega se descuenta que mantendrá la fuerte intervención del Banco Central para que no se sigan disparando los dólares financieros y al mismo tiempo dejaría congelado el dólar oficial en $ 350.

Desde el propio ministerio de Economía reconocen que la intención es que no haya ningún tipo de ajuste del dólar oficial hasta “mediados de noviembre”. Pero está claro que la intención es que no haya novedades hasta que finalice todo el proceso electoral.

El BCRA sigue con fuerte drenaje de reservas para evitar que se dispare la brecha cambiaria. Ayer finalizó con un saldo vendedor de USD 114 millones en el mercado oficial, que tuvo pocas liquidaciones de exportadores.

Pero además está vendiendo a un ritmo cercano a USD 100 millones por día para que no se disparen todavía más los dólares financieros. La brecha supera el 150% y podría agrandarse en las próximas jornadas si no fuera por la intervención oficial. La caída de reservas es de tal magnitud que el Gobierno tendría problemas para hacer frente a los próximos vencimientos con el FMI a fin de mes. Por eso, continúan las medidas restrictivas que apuntan a ponerle más trabas a las empresas que buscan cubrirse y salir lo más rápido posible de los pesos.

La única alternativa para protegerse de un escenario de gran incertidumbre es dolarizarse o comprar activos cuyo comportamiento se acerquen lo más posible a la evolución del tipo de cambio. Por eso, hubo fuerte suba de acciones como Termium (9%) y Aluar (6%), porque son empresas con fuerte sesgo exportador. En el caso de una devaluación del tipo de cambio oficial son las que mejor paradas quedarían. También siguieron con fuertes alzas Pampa Energía e YPF, impulsadas por la posibilidad de subas adicionales en los precios del petróleo por el conflicto en Medio Oriente.

La demanda por alternativas dolarizadoras es tal que los bonos que ajustan por tipo de cambio oficial (dollar linked) tienen tasas fuertemente negativas. El título que vence en abril de 2024, por ejemplo, rinde una tasa de -44%, o sea que los tenedores recibirían mucho menos que la devaluación. Por ese motivo, incluso muchos fondos comunes de inversión decidieron cerrar momentáneamente la posibilidad de nuevas suscripciones a este tipo específico de activos.

Pero además del impacto financiero de la incertidumbre, también está virtualmente paralizada la actividad comercial. Los faltantes de productos son cada vez más notorios y las empresas privilegian guardarse el stock antes que vender y quedarse con los pesos hasta después de las elecciones.

En la semana en la que el dólar libre subió $100, también avanzaron las acciones y los bonos

Mientras tanto, el Gobierno a duras penas logra sostener los acuerdos de precios. Por ejemplo, los combustibles siguen congelados a pesar del aumento del precio internacional. El programa Precios Justos continúa, aunque son cada vez más las empresas que no lo cumplen y a las que tampoco les interesa porque de todas formas no pueden acceder al mercado oficial para importar.

Aunque por ahora no hay nada oficial, las grandes empresas de la Argentina -incluyendo las alimenticias- preparan fuertes remarcaciones para el día después de las elecciones. Pero todo dependerá seguramente de cómo quede parado Massa y de qué forma se prepara la transición hasta el 10 de diciembre.