En Salta representa una verdadera odisea y se a convertido en zona liberada cargar combustible y peor aún llenar el tanque de combustible . La incertidumbre crece, mientras los precios tambien, la información fue confirmada por trabajadores de estaciones de servicio que sostienen que los combustibles pueden aumentar cerca del mediodía y otra vez a la tarde, según el humor del dólar.
Cabe destacar que el país atraviesa un momento en el que la economía se encuentra bastante resentida, por diversos incrementos en el costo general de vida,situación que preocupa aún má a los consumidores.
No solo representa un presupeusto importante, llenar el tanque de un auto, sino también un acto de incertidumbre. Lo que hoy vale una cosa a la mañana, puede costar más al mediodía y todavía más hacia la tarde. Como si se tratara de una bolsa de valores sobre ruedas, el precio de los combustibles varía hasta dos veces en un mismo día.
La confirmación llegó de la mano de trabajadores de dos estaciones de servicio de YPF en el macrocentro salteño. “Puede cambiar al mediodía y después a las cuatro de la tarde, todo depende del dólar. Nos piden que estemos atentos puntualmente en esas horas”, explicaron dos trabajadores de una estación de servicio del macrocentro salteño. Es decir, el surtidor quedó atado directamente a la cotización de la divisa, y los consumidores al desconcierto.
La sorpresa es generalizada: automovilistas que pasan a cargar a la mañana y vuelven a la tarde se encuentran con un incremento inesperado. Incluso, en algunas oportunidades, el precio pude bajar algunos centavos. Algunos relatan que el mismo tanque que hace horas costaba “x” cantidad de pesos, horas después puede salir bastante más.
El impacto de esta dinámica no es menor. No se trata solo de una cuestión de bolsillo, sino también de previsibilidad. Quien necesita organizar su economía diaria -un taxista, un remisero, un trabajador que depende de su vehículo- queda atrapado en una lotería sin reglas claras, donde el dólar manda y el consumidor paga.
Mientras tanto, la bronca crece en las estaciones de servicio, donde los empleados deben enfrentar la cara de los clientes desconcertados. “¿Cómo puede ser que en tan pocas horas cambie todo?”, preguntan con resignación. La respuesta es simple y brutal: porque el combustible, al igual que tantos otros precios en la Argentina, ya no depende de los salteños, ni siquiera de los argentinos, sino de un tablero global que nadie controla desde aquí.