La fuerza aérea de Alemania descartó un posible sabotaje relacionado con el problema técnico en el avión de Angela Merkel, que obligó a la canciller a realizar un aterrizaje de emergencia en Colonia cuando viajaba a Buenos Aires para participar en la Cumbre del G20 , contrariando informaciones que circularon por la prensa del país.
«No existe la mínima sospechosa de que se haya producido un sabotaje», confirmó en declaraciones a Efe un portavoz de la fuerza aérea alemana después de que el «Rheinische Post» informó que el gobierno alemán estaba analizando un posible crimen.
El diario escribió que estaba ocurriendo una investigación «criminológica», citando fuentes de seguridad, pero el gobierno afirmó que las investigaciones siguen «en todas las direcciones» ante un incidente como éste.
Martina Fietz, portavoz del gobierno alemán, comentó en rueda de prensa que «en ningún momento hubo peligro para la vida de los ocupantes» del avión de la canciller.
Fietz agregó que la agenda de Merkel en Buenos Aires, mas allá de haber sufrido un retraso, se desarrollan con demoras pero con normalidad las reuniones bilaterales previstas con los presidentes de EEUU, Rusia y Argentina.
En otro pronunciamiento para la prensa, el coronel Guido Heinrich, de la unidad de la fuerza aérea alemana encargada de pilotar los aviones gubernamentales, entre otras funciones, indicó que un fallo en el sistema eléctrico de la aeronave fue la causa del problema técnico y añadió que, después de que se ha sustituido el componente defectuoso, el fallo no se ha vuelto a producir.
Heinrich calificó el problema técnico de «defecto clásico de un componente» y aseguró que la aeronave gubernamental volvió a ser completamente operativa.
El coronel de la fuerza aérea alemana indicó que el sistema eléctrico es responsable del suministro de emergencia a bordo y que, debido al defecto, ocurrió la falla completa del sistema de comunicación con tierra, que pudo ser mantenida gracias a la transmisión vía satélite.
Otra de las consecuencias fue la imposibilidad de liberar parte del combustible antes del aterrizaje, lo que llevó a un aterrizaje de alto riesgo debido al peso del avión.
Esto, a su vez, hizo que los frenos se calienten excesivamente durante el aterrizaje y hubo que esperar que se enfriaran antes de que los pasajeros del avión tenían permiso para desembarcar, indicó Heinrich.
Además, el coronel señaló que, en ningún momento, el defecto causó una situación de descontrol y subrayó que toda la tripulación actuó todo el tiempo «con prudencia y tranquilidad».
El coronel también informó que todos los aviones, incluidos todos sus componentes, pasan por inspecciones regulares por parte de personal técnico de la unidad.
Por otro lado, Heinrich afirmó que un segundo avión gubernamental con las mismas características partirá a la capital argentina para recoger a la canciller.
El Ministerio de Defensa alemán indicó que, entre junio de 2016 y junio de este año, sólo el 2% de los vuelos de la unidad correspondiente tuvieron que ser cancelados.
El avión oficial, un Airbus 340-300 denominado «Konrad Adenauer», en homenaje al primer canciller de la República Federal de Alemania (la antigua Alemania Occidental), volaba alrededor de una hora y se encontraba sobre el espacio aéreo holandés cuando fue detectó el problema.
Además de la canciller, viajaban en la aeronave el ministro de Finanzas, Olaf Scholz, varios representantes de medios de comunicación, algunos de los cuales informaron sobre la anomalía ocurrida y el posible cambio de avión a través de sus perfiles en las redes sociales.
El fallo técnico obligó a Merkel a pasar la noche en Bonn para salir de madrugada en otra aeronave de la fuerza aérea alemana a Madrid, de donde prosiguió su viaje a Buenos Aires en un vuelo regular de la aerolínea española Iberia.