El Gobierno dice que ya hizo autocrítica por el fracaso de la «guerra contra la inflación» y anuncia un «agosto complicado»

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En una especie de autocrítica, Alberto Fernández y Sergio Massa reconocen que «este y el próximo mes, el índice de precios va a ser complicado».

«Se sabe que este (índice de inflación de julio) y que también el próximo (por agosto) va a ser complicado», reconoció ante sus colaboradores más cercanos el ministro de Economía, Sergio Massa, mientras que el presidente Alberto Fernández y su vocera Gabriela Cerruti ensayaron una especie de autocrítica al reconocer que los últimos cambios de gabinete (ministerio de Economía) fueron como consecuencia de la necesidad de controlar la escalada inflacionaria que «sigue siendo la principal preocupación».

El Gobierno planteó que por estos malos índices ya hizo una autocrítica. Está a la vista: cambió tres ministros de economía en un mes y medio. Es consecuencia de la profundización de ese problema, que superó lejos a la inflación de todos los países de la región, y pone a Argentina al borde de un proceso de híperinflación (si superara continuando con los actuales niveles mensuales, los 3 dígitos hacia fin de año).

«Si el Gobierno realiza cambios (de gabinete) y analiza medidas para mejorar la situación, es porque evidentemente (esos cambios) son consecuencia de eso», reconoció a modo de trabalenguas la vocera presidencial, Gabriela Cerruti en conferencia de prensa este jueves.

Y agregó: «Hay una reflexión sobre los cambios que hay que hacer, y eso es lo que está sucediendo. La inflación es la preocupación central del gobierno».

Más tarde, Alberto Fernández reconoció su fracaso en la guerra contra la inflación, en un discurso en un acto en Chaco, donde casi a los gritos, reconoció que «para que no digan que este tipo no ve lo que pasa con los precios, les digo que sí que me preocupa la inflación, por eso mantenemos abiertas todas las paritarias y generamos los aumentos a jubilados».

Massa habla de «Trabajar para controlar la inflación»

«Massa dice que hay que trabajar para controlarla», fue la escueta respuesta del equipo que rodea al nuevo ministro de Economía, Sergio Massa. Reconocen que «no es el índice que esperamos y por eso hay que seguir trabajando como primera prioridad del gobierno bajar la inflación».

Desde la Casa Rosada el relato coincidió con el discurso de asunción del nuevo ministro, en atribuir el desmadre inflacionario de julio, a una situación multicausal que incluye desde «el impacto de la guerra en Ucrania en la inflación mundial y la disparada de precios de insumos básicos como energía y alimentos», pero también a «especuladores que presionan al gobierno por provocar una devaluación».

De hecho, al asumir en el cargo, en medio de una de las más graves crisis política que sufrió el gobierno del Frente de Todos el pasado 3 de agosto, Massa anunció un paquete de medidas económicas que contempla un ajuste superior al anunciado por el renunciante Martín Guzmán en el acuerdo con el FMI.

Entre las medidas anunciadas por Massa, figuran cumplir a rajatabla el ajuste del gasto en todos los ministerios y la quita de subsidios a la energía mediante la demorada segmentación de tarifas, sumando el relanzamiento del programa Precios Cuidados y la renovación de negociaciones paritarias para equiparar los aumentos salariales a los precios.

Sin embargo, resta concretar un acuerdo general de precios y salarios por 60 días, que anunció esta semana Alberto Fernández, convocando a reuniones con el campo, industriales y la CGT.

Finalmente, al hablar de las causas de la histórica disparada inflacionaria, la vocera de la Casa Rosada habló de «una semana de incertidumbre tras los cambios de ministros de Economía -por la intempestiva renuncia de Guzmán- y señaló que con la llegada de Massa y las medidas anunciadas “hay una sensación de estabilización» del dólar y de haber «superado una corrida cambiaria que intentaba provocar una devaluación”.