Comienza a bajar el costo de refinanciación de las tarjetas de crédito

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Los bancos comenzaron a bajar el costo de refinanciación de las tarjetas de crédito, que es una de las tasas más altas del sistema financiero y puede alcanzar más del 200%. La medida está en línea con la decisión del Banco Central de ir reduciendo la tasa de referencia, que desde la semana pasada quedó fijada en el 40% nominal anual.

También comenzaron a operar a la baja las tasas de los préstamos: se redujeron entre 18% y 58% desde diciembre hasta fines de abril, de acuerdo con datos oficiales.

Ahora es el turno del costo de refinanciación del saldo de las tarjetas de crédito, que según fuentes del sector comenzó a bajar alrededor de 10%.

Hay límites normativos para el costo de refinanciación de tarjetas: aún continúa vigente el tope de 122% nominal anual que el Banco Central establece para los saldos impagos de hasta $200.000.

Para deudas mayores a ese importe, el límite al costo de refinanciamiento se vincula con la tasa de las líneas personales de cada institución, que equivale a la tasa de préstamos personales del mes anterior de cada banco multiplicada por 1,25.

En este contexto, el dato a tener en cuenta es que pagar el mínimo del resumen de la tarjeta de crédito es desaconsejable, ya que provoca que la deuda sea más abultada.

«Es algo que el BCRA viene aplicando desde diciembre. Salió el dato de inflación y vuelve a bajar la tasa frente a lo que ellos esperan que sea un nuevo mes de desaceleración inflacionaria en mayo. Es muy probable que lo que busquen sea que la tasa se equipare con la del crawling peg en el 2% mensual junto con la de inflación y eso sería lo lógico en una economía sana, pero realmente, hoy lo puede manejar así el Central gracias al cepo, si no, sería imposible», describe a Ámbito el economista Christian Buteler.

El analista señala que quienes tienen excedentes de pesos hoy son las empresas porque el resto de la sociedad ya se dolarizó en los últimos años y no tiene resto porque se le ha licuado mucho el poder adquisitivo desde diciembre. Y considera que, «si el Gobierno no logra su objetivo rápido, incluso con el cepo, le va a costar sostener este camino».

Sin dudas, por otro lado, el actual equipo económico utiliza la tasa como ancla inflacionaria a través de la búsqueda de controlar la emisión y el déficit cuasifiscal que le representan los pasivos del BCRA. Para el economista Federico Glustein, esto «alienta la perspectiva en los actores del mercado de que el cepo va a seguir vigente por algún tiempo más».

Indica que se da una dinámica de juego entre cepo y tasa muy notoria. «La pueden seguir bajando mientras las restricciones de acceso al dólar estén vigentes porque, mientras el crawling peg siga en el 2% mensual, la demanda de divisas se canaliza hacia los tipos de cambio más altos», detalla Glustein. Y anticipa que, de darse esta dinámica hacia adelante puede derivar en una tasa que podría llegar al 25% 0 30% anual.